lunes, 16 de julio de 2007

22.-Hasta siempre, Mimo!!

9-marzo-2007 Despedirse de un personaje que has sentido tan dentro y que te ha dado tanto es una sensación muy triste, no sé cómo explicarlo; desde que te dan el papel y sabes que ya es tuyo una especie de sentimiento extraño te invade, se va apoderando de ti durante el proceso de preparación y mientras vas conociéndolo poco a poco; vas entrando de puntillas en cada uno de sus recovecos, descubriendo sus secretos, sus ilusiones y hasta sus más temibles pesadillas, convirtiéndote en un okupa de su corazón y de sus sentimientos.
Más tarde y durante el rodaje es él el que te posee a ti, el que se instala en cada célula de tu cuerpo traspasando los poros de tu piel y acampando en tus entrañas. Se hace tú y tú te haces él y en todo momento está contigo, te acompaña, te habla, te mira desde dentro y te da las gracias porque a través de ti él puede expresarse, cobrar vida, hacerse entender y ver el mundo que le rodea; se convierte en tu amigo y consejero. Si encima de todo eso compartes cosas de tu vida con la de él aunque sean muy diferentes en el fondo y sientes que no ha sido casual que se haya dado esta peculiar simbiosis, si encima llegas a quererlo tanto como yo he querido a "Mimo" y a la vez te sientes tan agradecido por todo lo que ha aportado a tu vida, desprenderse de él y decirle adiós es muy duro y muy muy triste. Algunos podrán creer que exagero y que es una paranoia más de las que se nos atribuyen a los actores pero sólo puedo decir que hay que vivirlo para saber lo que es. Para mí que siento las cosas tanto y de una manera tan intensa (si no fuera así mejor me dedicaría a otra cosa), este momento es desgarrador.



Hoy me toca despedirme de "Mimo" y me toca hacerlo con "su secuencia", la secuencia más difícil, más dura y más bonita que me ha tocado interpretar hasta ahora. Y me hace tremendamente feliz tener esta gran oportunidad, la oportunidad de servir de canal para que "Mimo" pueda por fin liberarse de una pesada carga que ha venido arrastrando desde hace mucho tiempo y es a través de mí que va a poder hacerlo, dejar atrás un pasado que le atormenta y comenzar una nueva vida. Así es como lo siento.




Para describir el día de hoy necesitaría otro blog entero sólo para intentar, de alguna manera, expresar con palabras la cantidad de emociones y sensaciones que he vivido, pero ni aún así sería posible. Sólo sé que en el difícil camino de los que perseguimos los sueños a lo largo de nuestra vida, este es uno de esos momentos en los que sientes que TODO ha valido la pena y que TODO tenía sentido. Y eso me llena de una profunda sensación de calma y de confianza.


Si en esta película ha habido magia, durante la tarde de hoy es que se podía palpar en el ambiente, se podía tocar, incluso. Hubo un momento de la escena en la que dejé de ser yo completamente, nunca había sentido nada igual; siempre hay una parte de ti que como actor va guiando al personaje, le va dirigiendo de cierta manera y te escuchas, de fondo, diciéndote cómo tienes que ir haciéndolo. Pero durante esta tarde no ocurrió eso, por primera vez en mi vida no era yo el que hablaba, era Mimo, hablaba él y lo que decía mientras iba derramando sus lágrimas y le contaba a Ángel cosas que no le había contado jamás a nadie era él el que lo hacía y no yo.

Todo se paró durante los minutos que duró la secuencia.



También y a última hora de la tarde rodamos el encuentro de Mimo y Ariadna en la plaza, con los niños. Una plano secuencia de los que tanto me gustan en las películas que me preocupaba mucho pero que como no podía ser menos salió de una manera que ninguno podíamos creerlo, con la luz a punto de irse y sin haberlo ensayado por falta de tiempo.

Cuando Nano anunció por el megáfono: "Carlos Quintana ha terminado la película!!" y una oleada de abrazos, besos y lágrimas dieron por concluida la sesión sólo una palabra se repetía en mi cabeza:


Gracias, gracias, gracias!!!




Hoy ya me toca despedirme de Mimo, de mis compañeros, de Merche y de todo lo que ha significado para mí "El amor se mueve", una de las experiencias más intensas y bonitas que he tenido la suerte de vivir. Ahora dejaré que Mimo siga su camino y yo seguiré el mío, volveré a ser Carlos de nuevo,
y aunque me dé mucha pena que se vaya sé, que después de estas cuatro semanas en La Palma, ya nunca volveré a ser el mismo. Estoy seguro.






Gracias a todos por compartir esta experiencia y que



EL AMOR SE SIGA MOVIENDO SIEMPRE!!!!



C A R L O S